Los cúmulos abiertos van desde los muy pequeños, con aspecto casi de nebulosas, hasta los muy abiertos y de gran extensión, pasando por todos los pasos intermedios. Como ejemplo de estos últimos, en el cielo de invierno, serían las famosas Pléyades.
En este tiempo intermedio de la primavera tenemos un cúmulo que se extiende varios grados por el cielo, y por lo tanto es de muy fácil observación con unos prismáticos. Se trata de Melotte 111 (Mel 111 en el catálogo de Melotte), en la constelación de la Cabellera de Berenice. Este tamaño aparente es debido a su cercanía a la Tierra: unos 300 años-luz.
Si la noche es negra, es posible ver una nubecilla con alguna estrella, pero como alcanza su máximo esplendor es con unos sencillos prismáticos. Veremos todo el campo lleno de estrellas. ¡Una maravilla!
El autor de este catálogo fue Philibert Jacques Melotte que lo publicó en 1915 con objetos que no aparecían ni en el famoso de Messier ni en el New General Catalogue. Además, en 1908 descubrió un satélite de Júpiter, al que hoy se conoce como Phasiphae.
Así que no hay excusa posible: hay que ver este bonito cúmulo.
martes, 4 de mayo de 2010
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